Mmm… no, no es una simple conversación, es un juego…, es una danza.
Hace ya varios años, fui invitado a compartir mis reflexiones acerca de la Vida y la Muerte, en un nuevo espacio llamado 3×3. Me dijeron que participarían dos personas más y habría una entrevistadora que nos guiaría. Y a pesar de no conocer al 100% la estructura del programa, me gustó la idea de aportar puntos de vista en temáticas que había podido profundizar a lo largo de mi vida.
Si bien al inicio parecía ser una entrevista más, veía que a medida que transcurrían los minutos, se comenzaba a gestar una sensación de conexión entre todos, como una especie de energía que iba pasando a través de cada uno de los invitados. Similar a cuando juegas un deporte en equipo, en el que la suma de velocidades de todos determina el ritmo.
Todos queríamos aportar, pero la construcción del espacio la íbamos realizando en conjunto, respetando los sonidos y silencios, todas las voces eran escuchadas y, sin querer tener razón, ni imponer una verdad sobre otra, se iba dibujando una visión armónica, en la que cada punto de vista encajaba.
Pude participar en dos programas más, e incluso me tocó compartir espacio con personas de un muy alto nivel de preparación, pero la dinámica respetaba la construcción conjunta, en la que a veces el ser un oyente más abierto a aprender, es la mejor contribución que uno puede entregar.
Ha pasado el tiempo desde aquellos inicios, y si bien he participado en diferentes y variados espacios de entrevistas, creo que este “Encuentro 3×3” es único por entregar una fluidez a las conversaciones y potenciar la reflexión.
Gracias por volver a abrir este espacio, gracias por volver a generar una verdadera conversación.